miércoles, 30 de noviembre de 2011

CAPITULO VI. SETAS Y HONGOS DE SANTA OLALLA

Las setas de la dehesa y de la forestal

Muchas son las variedades de setas que durante los otoños se encuentran en los campos de Santa Olalla del Cala. Principalmente en la dehesa y en la forestal, en los terrenos de coníferas (pinos y abetos).

Pero no todas las setas son comestibles, muchas son tóxicas, unas alucinógenas y otras venenosas que pueden causar hasta la muerte.





Entre las variedades comestibles que se encuentran en Santa Olalla las más comunes son: La Gallipierna (Macrolepiota), El níscalo (Lactarios Deliciosus), La Tana (Amanitta Cesárea), La Josefita ó champiñón (Agaricus), y en primavera El Gurumelo (Amanita ponderosa). También se pueden encontrar algunos ejemplares de Boletus y de otras especies que los muy entendidos y expertos micólogos saben distinguir y saborear.

Las setas se reproducen por esporas en los lugares que cumplen unos requisitos especiales de humedad, temperatura y micelio adecuado.

Generalmente se dan en los bosques, aunque no es difícil encontrar algún champión silvestre en jardines y campos de golf. Según la arboleda del bosque así serán las vairedades que se pruducen.







Las setas tienen tres partes esenciales: Pié, Volva y Sombrero. Asociados a ellos van en la mayoría de los casos el anillo, el velo y las láminas, respectivamente.

Estas, junto con el color, tamaño y el olor son las principales variables a tener en cuenta a la hora de distinguir y clasificar las setas comestibles de las tóxicas y venenosas.

La mayoría de especies de setas tienen su doble que no es comestible. De ahí la regla de oro: no comas una seta de dudosa identificación.






























CAPITULO V. La Ermita de Santa Eulalia


En una zona muy cerca de la Ribera del Cala se encuentra La Ermita de Santa Eulalia. Junto a la carretera que une Santa Olalla del Cala con El Real de la Jara y a tan solo cinco kilómetros del núcleo urbano.

Fue construida en 1972 para culto a la Patrona de Santa Olalla del Cala, sobre unos terrenos donados por la Familia Gragera de León y León. A los que el primer cabildo de su Hermandad, en 1975, les dedicó la placa que se encuentra en la entrada de la Ermita.



En medio de la dehesa, rodeada de grandes encinas, orientada al amanecer y mirando hacia la ribera y a una gran explanada, se ubica esta humilde ermita que tiene una planta en forma de cruz, con una pequeña cúpula en su cruceta. Muy luminosa en su interior y con una pequeña campana que avisa a todos los romeros para los actos de culto.





Fué Don Longinos Abengózar Muñoz, el párroco que en aquella época administraba la religión Católica en Santa Olalla del Cala, quién impulsó y movió a los santolalleros a venerar a su patrona con la romería que se celebra en este lugar todos los años, en el día del segundo domingo del mes de Mayo.


Todo el lugar y los alrededores están acondicionados para que los visitantes y romeros disfruten de una jornada compestre. Barbacoas de piedra, mesas y servicios públicos, están al alcance de todos. Claro está, no solo para el día de la Romería, sino durante todo el año.



Es un lugar magnífico para la reunión de familias y amigos en cualquier momento donde celebrar una buena comida al aire libre y disfrutar de un paraje inigualable, donde la naturaleza y la belleza del medio ambiente queda de manifiesto por sus paisajes.





























martes, 1 de noviembre de 2011

CAPITULO IV. El corcho en Santa Olalla del Cala

La Saca del Corcho

El corcho es la corteza del alcornoque (quercus suber), árbol longevo que habita en zonas de climas mediterráneos, en las dehesas; en Andalucía convive con la encina (quercus rotundifolia) y el quejigo (quercus canariensis). En Santa Olalla del Cala, el corcho es un recurrente económico importante, aunque no hay datos exactos de su producción interanual.

En grandes cifras, España produce el 32% del corcho del mundo y Andalucía aporta casi el 50%, seguida por Extremadura y Cataluña. Las provincias de Cádiz y Huelva son las más ricas en esta materia prima. En 2010 y según datos de la Consejería de Medio Ambiente de Andalucía, la provincia de Huelva produjo 7.692 toneladas de corcho, el 21 % de la producción total de Andalucía (37.410 toneladas).


A la extracción de la corteza del alcornoque se le llama "Saca" y se realiza con una frecuencia de nueve años. La primera saca se hace a los 25 años de vida del árbol, aunque este corcho es de baja calidad y se le llama "bornizo"; es a partir de la tercera saca cuando el corcho adquiere buena calidad (calibre, porosidad, etc.).

La saca es un proceso totalmente manual y sostenible, sin producir daño al árbol, mediante cortes longitudinales y horizontales para formar las "planchas" que se despegan del tronco con la ayuda del mango del hacha y de pértigas.

El corcho, por su estructura molecular, hace del alcornoque un árbol de gran valor ecológico por retener grandes cantidades de CO2 (dióxido de carbono), materia culpable de la contaminación y del cambio climático. El alcornocal genera a su alrededor un ecosistema que produce casi 400 especies, entre fauna y flora.




























Como todos los años, en los meses de verano, "las cuadrillas de la corcha" se dan cita al despuntar el día; sacadores o hachas, cortadores y apiladores se ponen manos a la obra para desnudar a los alcornoques bajo la atenta mirada del dueño de la finca.

Podan las ramas y dando cortes limpios con las hachas van separando el corcho por zonas. De arriba al centro, para acabar con las partes de las bajeras, al pié del árbol.

Por parejas, uno arriba y otro en el suelo, perfectamente coordinados van desprendiendo la corteza del alcornoque; trozos grandes que ya en el suelo el cortador irá dividiendo en planchas, que los apiladores irán cargando en el tractor para llevar a la pila.



















































Así, alcornoque tras alcornoque, continúa la faena de la saca, jornada tras jornada, hasta acabar en la finca.






















Una de las aplicaciones importantes del corcho es la fabricación de tapones. Sus características y propiedades particulares le convierten en la tapadera perfecta para conservar el vino y esos otros caldos espirituosos tan amables y deliciosos para el paladar. A día de hoy, no hay material que supere al corcho en esta aplicación. El tapón de corcho evita la oxidación y permite la microoxigenación. Hasta su sonido al salir de la botella es agradable, sobre todo si se trata de botella que contiene un gran reserva o un buen espumoso.

Esta cualidad de tapadera ideal también se produce en su origen, en la dehesa, cuando aún forma parte del árbol, pues su cualidad de ignífugo preserva al alcornoque contra incendios y otras adversidades, a la vez que aisla (otra cualidad importante) y conserva al tronco durante los nueve años que dura el proceso regenerativo. Ahí también tapa y oculta.

Lo que el corcho tapa en la dehesa















































































La Saca del corcho influye y cambia el paisaje de la dehesa de manera que, durante dos años, los colores de los alcornoques irán cambiando desde el amarillo anaranjado, pasando por el rojo retinto, hasta tomar nuevamente el gris de la corteza.


Aspecto y tono del alcornoque a los cinco meses de la saca: